Diabulus in musica
Planeta, 2001
Entrevistas:
Necesitamos a los fantasmas. Espido Freire.
Por Belén Lorenzana. Epoca. 2 de Noviembre de 2001
Hace dos años se convirtió en la autora más joven en recibir el Planeta con Melocotones helados. Tenía 25 años. El galardón le proporcionó 14 ediciones, 300.000 ejemplares y una presencia abrumadora en los iiiedios. Pese al éxito, Espido Freire no quiere estancarse porque “sería un fracaso que dentro de cinco o seis años continuaran llamándome la niña del Planeta», afirma. Y ahora, con Diabulus In Musica reaparece para demostrarlo.
– Diabulus In Musica, ¿por que ese título?
– El Diabulus in Musica era una teoría musical en el clasicismo y el medievo. Entre el Fa y el Si había una gran distancia, una cuarta aunientada, por donde se decía que se colaba el diablo en la partitura. Me pareciò que esa teoría reflejaba perfectamente el estado de ánimo de la protagonista y del resto de los personajes. Esa lucha para conseguir el orden y ese momento en el que el caos, el diabulus, irrumpe en su pequeña burbuja organizada.
– ¿Qué hay de usted en la protagonista?
– Absolutamente nada. De hecho la parte en la que invertí más esfuerzo fue en la de crear una voz narrativa en primera persona de mujer, que resultara contradictoria, desesperante en algunos casos, pero que continuara resultando atractiva, que no moviera sólo a la ira, sino también a la compasión.
– ¿Y por qué la primera persona?
– Porque convierte inmediatamente al lector en cómplice. El lector ve la historia únicamente a través de unos ojos, que son los de la protagonista. Además, se dan una serie de datos que, quizá proporcionados en tercera persona resultarían más fríos.
– Balder, el dios nórdico del Sol del verano, es la conexión.
– Balder ofrece aspectos de interpretación muy distintos. Por un lado, el dios que luego se transformó en Jesucristo dentro de la mitología nórdica. Por otro, es el fantasma: el real de Mikel, primer amor de la protagonista, y el que ella se ha creado a lo largo de los años. Y Balder fue también el personaje que dio a conocer a su nueva pareja, Christopher, el actor. Ella hace una especie de puzzle de esos elementos para buscar el hoimbre ideal.
-No es la primera vez que aparecen fantasmas en sus novelas…
-Es que son tremendamente cómodos y muy jugosos en una historia. Cada cual tiene el suyo. A veces no son fantasmas reales, son únicamente pensamientos obsesivos o recurrentes, o miedos”. El ser humano contemporáneo y especialmente los creativos, necesitan una explicación más allá de la realidad.
-Otro elemento que se repite es el de la muerte.
-Es inevitable. Como persona no estoy especialmente preocupada por ello todavía, pero como tema literario no he encontrado otro mejor. Muerte violenta, por sacrificio, involuntaria…
-¿Ha habido una evolución en su estilo?
-Creo que sí. Ha sido bastante duro. Por primera vez me ha costado escribir una novela. He encontrado dificultades en el tono y en el estilo, en cómo depurar una historia que en sí era muy dramática únicamente porque a la protagonista se lo parecía. De qué manera reflejar eso en una estructura temporal y de una forma estilística adecuada.