Primer amor
Temas de hoy, 2000
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ESPIDO FREIRE PUBLICA
UN ENSAYO SOBRE LOS CUENTOS INFANTILES
Por Miguel Mora. En El País. 28 de Septiembre de 2000
Ganadora del Premio Planeta en 1999 con la novela Melocotones helados, Espido Freire (Bilbao, 1974) ha preferido continuar su precoz carrera de escritora con un ensayo. Se titula Primer amor, y lo ha editado Temas de Hoy. El título no refleja del todo bien su contenido. Freire habla, en efecto, de un primer amor en la introducción del libro, pero luego se mete de cabeza, desde el humor y la ironía y tratando de traerlos a la actualidad, en el complejo universo de los cuentos infantiles para intentar desentrañar sus misterios y sus claves secretas.
«La editorial», explica, «estaba interesada en que hablara de mi primera pasión amorosa, pero pensé que era demasiado joven para hacer autobiografía y que era difícil decir nada nuevo sobre el amor, así que lo uní con un proyecto antiguo, el de entrar en la morfología, la semiótica y los roles de los cuentos infantiles»
Dotada de una pluma fácil – quizá reflejo de su extraordinaria labia-, muy interesada por la psiquiatría, la psicología y la astrología («son parcelaciones del comportamiento que suplen bastante bien la inexperiencia»), Freire recrea una historia que no fue exactamente de amor. «En el barrio éramos dos amigas muy amigas, Elsa y yo, y durante una temporada compartimos a un novio, un chavalillo muy majo. Pero el primer amor no fue ése. El’ primer amor siempre es más que eso, porque es el que se vive de una forma única; y los que vienen-luego son sólo reacciones o confirmaciones del primero, que es el modelo para siempre».
Escatología y Sexo
Respecto a los cuentos infantiles, tanto los escritos como los orales (a los que ella estuvo muy próxima en su infancia gallega), Freire se declara una forofa absoluta, y dice que no distingue nacionalidades (pero si géneros) y que los sigue leyendo. «Los cuentos están llenos de enseñanzas afectivas y de consejos para la vida. Las fábulas guardan las claves morales. Los mitos y las sagas dejan descubrir las raíces sociales. Todos, de una forma o de otra, contienen atrocidades, pero, desgraciadamente, se han ido edulcorando con el tiempo».
¿Desgraciadamente? «Claro, a los niños les encanta la escatología, el sexo, el miedo, y no les queda ningún trauma por oír historias crueles o explícitas. La inocencia de los niños es una falsedad, una mentira».
Y algunos de los cuentos más célebres, dice Freire, son «un verdadero catálogo de consejos, un manual de cómo comportarse en el futuro, incluso una guía de caza, acoso y derribo para niñas en edad de ligar. La bella durmiente y Cenicienta son sendos manuales de seducción. Cenicienta es activa: incita, provoca y consigue. Trabaja mucho, el sábado se pone guapa, se va a bailar a la discoteca, conoce a un chico, le deja el teléfono (el zapato) y se marcha. Él rastrea un poco y al final la encuentra. La bella es mona y pasiva. La típica que espera sentada en un rincón.
Primer amor
Por Mantis y Religiosa, Impar #1, Marzo 2001
Ya no es novedad aunque siga siéndolo. Que la penúltima premio Planeta entre melocotones helados y poemarios inéditos, decida hacer un alto para hablar del amor- del primer amor- es una primicia. Decía San Juan, -el más santo de los santos-, que a la tarde seremos examinados en el amor, y Espido ha pasado con buena nota el examen, al menos teórico, del arte más antiguo del corazón.
Escudriñando en la memoria infantil que todos guardamos celosamente, y a la que pocos quieren volver la mirada – como el alado pájaro de Borges que no avanzaba por mirar atrás -, junto a las mejores y más imborrables sensaciones, nace «Primer amor». Plagado de héroes y villanos, príncipes azules – que no lilas, como cantaba Guillermina Motta – y princesas netamente insulsas… todo ello mezclado con aroma de tartas de colorines, castañas asadas, abrazos maternos y reprimendas paternas, tardes de deberes, uniforme de salesianas y meriendas de pan y quesito, mapas geográficos de una Europa no comunitaria… Pero no crean, que esta melé es una revisión, no tomista, cargada de irreverencia y descaro en la que la autora se impide la curar estupideces míticas y machistas como la de la sirenita abocada a abandonar su casa bajo el mar, en pos de un hombre que tiene la desvergüenza de tener piernas en lugar de escamas, o destronar del altar de mito al paladín de la inmadurez voluntaria, llamado Peter y apellidado Pan. Y así, la incontinente autora, entra y sale con impunidad de decenas de cuentos como Ricitos de Oro, la Ratita presumida, la Princesa y el guisante, Alí Babá y los cuarenta ladrones… y el sinfín de literatura engullida en los cuentos de aquella extinta colección de Miniclásicos.
Si para conseguir un bien natural – propio, exigible y reivindicable – como es el amor, hay que sufrir lo indecible, como si de un bolero interminable se tratara, yo me apeo. Ella, Espido, también se apea. Ella, y quien esto escribe, reniegan de las lágrimas vertidas por tanta malditamente bella desesperación y, una y otra, nos negamos a que el amor se escriba siempre en clave de dolor y con sinónimos de desesperanza.
No lo olviden: a la tarde, se nos examinará en el amor y al que intente subir nota, sufriendo por arrobas, se me ocurre penalizarle haciéndole repetir curso.
El Primer amor
El Periódico de Alava, Vitoria, 15 de Octubre de 2000
Nacida en Bilbao hace 25 años, Laura Espido Freire ha estado desde pequeña ligada al mundo de la música, la escritura y el dibujo. En la Universidad de Deusto fundó dos revistas de opinión y de creación literaria. Su primera novela salió publicada en 1998 con el título de Irlanda. Más tarde, y de manera casi consecutiva, ha sacado al mercado Donde siempre es octubre y la premiada Melocotones helados. Durante casi un año Espido ha estado de gira con su amiga y finalista del Planeta Nativel Preciado. Con su novela Melocotones Helados que ha alcanzado su décima edición en enero del 2000, fue publicada en abril de este mismo año en Turquía (Güncel Yayincilik) y el año que viene en Alemania (DVA), Francia (ActesSud) y Portugal (Dom Quixote). Su sobriedad y madurez, a pesar de su juventud, están fuera de toda duda. Ahora acaba de publicar su nueva novela Primer amor.
Espido Freire publica un nuevo libro llamado Primer amor en el que vuelve la vista al pasado para recordar el primer beso y también la primera herida; la pasión deslumbrante y la furia de esa experiencia sentimental que suele quedar fijada en nosotros de forma indeleble, y muchas veces la decepción que pone 6n a ese sueño tan buscado. Espido Freire ha señalado que no se vive más amor que el primero. A partir de ahí comienzan a amontonarse. De hecho, no se siente más amor que el primero, rememorado una y otra vez. Conocida por sus novelas, con «Primer amor» Espido Freire ha recurrido a un género distinto, el ensayo, sirviéndose de unos estudios que realizó sobre cuentos infantiles y mezclándolo con análisis sobre el primer amor, descartando los aspectos autobiográficos. Ahora Espido nos da su visión particular sobre el mundo de los viajes.
¿QUÉ CONSIDERAS IMPRESCINDIBLE PARA LLEVAR EN UN VIAJE?
Crema protectora, porque tengo la piel muy blanca y me quema el sol.
¿A QUÉ LUGAR NO VOLVERIAS JAMÁS?
A ninguno. Siempre he deseado volver a los sitios en los que he estado.
¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES SITIOS QUE HAS VISITADO?
Conozco bastante bien Europa, y gracias a Planeta también Latinoamérica. No conozco África, ni Asia y por supuesto tampoco Australia.
¿TE GUSTA VIAJAR SOLA O MEJOR ACOMPAÑADA?
He viajado casi siempre sola, pero no importa llevar a una amiga o una amigo con el que me compenetre.
¿CUÁNDO LO HACES SOLA ES BIEN POR MOTIVOS LABORALES O MÁS BIEN POR PLACER?
Lo hago más por placer que por motivos laborales. Es decir, a veces me voy un par de meses a Inglaterra para mejorar mi inglés, o me voy una temporada a otro sitio, pero siempre está el deseo de vivir una temporada en ese sitio.
CREES QUE ES ESENCIAL CONOCER PRIMERO EL PROPIO PAÍS ANTES DE SALIR A UN PAÍS?
Sí, es imprescindible. De hecho cuando yo era pequeña me llevaron a conocer de punta a cabo todos los lugares de España, incluyendo Portugal.
¿CUÁL ES EL PAÍS DE TODOS LOS QUE HAS VISITADO, QUE MAS TE HAYA IMPRESIONADO?
Sin ninguna duda, Noruega.
¿POR QUÉ?
Por la belleza incomparable e indescriptble del paisaje. Esos contrastes tan dramáticos de cielo, agua, nubes y niebla, fiordos montañas,… Es impresionante.
¿CUÁNTOS SITIOS A LOS QUE HAS IDO TE HAN SERVIDO LUEGO DE INSPIRACIÓN PARA ESCRIBIR ALGUNA DE TUS NOVELAS?
Yo creo que todos, pero siempre aparecen enmascarados, casi nunca si este cuento o tal novela está inspirado en Aveerdeen o en París. Lo que ya hago es que voy tomando pequeños datos y los enmascaro.
CUÁNDO SALES FUERA ¿TE GUSTA INFORMARTE DEL SITIO AL QUE VAS A IR?
Sí. Preparo mucho los viajes, y retojo información en revistas, periódicos y guías para hacerme una idea de cómo es, al menos en cuanto a datos geográficos. A partir de ahí es historia.
¿QUÉ ANÉCDOTA RECUERDAS CON MAYOR AGRADO O DESAGRADO DE TODOS TUS VIAJES?
Una vez que me perdí en los barrios bajos de Porsmuth siendo muy jovencita. Me metí un sábado por la noche llevando minifalda y escote en el barrio chino, y salí de allí, literalmente corriendo y pedir un taxi.
¿CUÁNDO VIAJAS A UN PAIS DIFERENTE SUELES DEGUSTAR LA COCINA TIPICA DEL LUGAR?
Sí. No soy nada de McDonald’s, ni tampoco de grandes restaurantes.
Lo que suelo hacer es acercarme a una tienda pequeña y pregunto. Después me acerco a una fonda o una posada o barecito del lugar.
La verdad es que cada ciudad tiene esas cosas agradables si es de buen paladar.
Y CUANDO VIAJAS, ¿QUE MEDIO DE TRANSPORTE PREFIERES?
El tren, pero hay lugares en los que es imposible ir en tren, y por lo tanto has de ir en avión.
DE LOS LUGARES QUE HAS VISITADO, ¿A CUAL TE GUSTARIA IR?
Muchísimos lugares a los que me encantaría llegar. Por ejemplo determinadas ciudades rusas.
Primer amor
Por Pilar Castro, El Cultural de El Mundo, 18 de Octubre de 2000
Del amor, las mujeres, los hombres y la vida trata este libro. Dicho así puede parecer uno más entre la amplia y variada gama e discursos de carácter divulgativo llamados a tener buena acogida porque a todos señalan con títulos que invitan a enredarse en consideraciones sobre las emociones hurnarras. Y es que el amor -muchos lo han dicho, aunque pocos, como Benedetti, han acertado a expresarlo tan certeramente- «es uno de los elenientos emblemáticos de la vida. Breve o extendido, espontáneo o minuciosamente construido, es de cualquier manera un apogeo en las relaciones humanas». Y en su enigmática fuerza busca empuje, también, este volumen singularizado más que por sus argumentos por el original planteamiento de su autora. Es lo último de Espído Freire (Bilbao, 1974), una voz ya con un nombre propio cosido a tres novelas -Irlanda, Donde siempre es Octubre y Melocotones helados- de espléndida acogida y el último premio Planeta a sus espaldas.
Pero lo de ahora no es ficción, aunque tire de ella, y de la memoria, para convocar a un tropel de protagonistas y situaciones del imaginario infantil con el fin de ilustrar su propuesta, que consiste en ofrecer su personal visión de un «espinoso tema»: el del «primer amor» que «no es siempre el primero -aclara- sino el que ha quedado fijado de forma indeleble. El que sirve de referencia y guía para las relaciones posteriores». Porque «no se siente más amor que el primero», el único -sostiene- que resume «lo mejor y lo peor de la experiencia sentimental». Así de categórica se muestra la autora al respecto, y para argumentar que en ellos pesa el lastre de lo aprendido en las nada inocentes historias infantiles acude a algunos de los ejemplos literarios míticos, como Cenicienta o La Bella Durmiente, a los príncipes que requerían sus amores, y a las hadas que resolvían con la magia los impedimentos sociales o morales. A partir de ellos recrea modelos y arquetipos humanos y compone ¡a trarna de los amores que unas y otros protagonizan. En ella entrarían la categoría de «los tímidos»que prefieren optar por objetos de an-ior «imposibles», la de las «heroínas resignadas al «sufrimiento» de sus amores «siniestros», la de las relaciones `convencionales» convertidas, con el tiempo, en «cobijo contra el mal tiempo», y la de los amores «furtivos», los que se asumen «invisibles» porque el suyo es otro «rnodo de amar».
¿A dónde le llevan esos personales? A reivindicar la necesidad de saltar de una vez del cuento a la vida, a desasirse del efecto de lastrosos patrones y a concluir que, de alguna manera, esas historias son responsables de ilusiones que no caben en el mundo real. Al menos en la realidad de un tiempo como el presente, en el que tanto parece haber cambiado la idea del amor y de las relaciones afectivas y tan escasos son los resultados; en el que «las mujeres han evolucionado tremendamente y los hombres no han cogido su paso», en el que urge disipar fantasías y miedos para atenuar los efectos de tanta «acción heroica» sobre el «primer amor».
Estas consideraciones contienen las ideas más graves y afortunadas del libro. En ellas se reconoce a una escritora tajante y dinámica, de ideas firmes y firmeza a la hora de exponerlas. No sucede lo mismo con el grueso del libro que, aunque funciona con eficacia gracias a un material de fondo bien aprovechado, al ingenio del planteamiento y a las agudezas de las que bebe su buen estilo literario, muestra gateras. Que tienen más que ver con las razones sustentadas para justificar la rotundidad de su idea inicial, forzada a responder a lo anunciado en el título, con la exposición de sus motivos, que en ocasiones se dispersan en reflexiones generalizadoras en torno al amor, las mujeres y la vida, que con la reserva de recursos expresivos de los que hace gala. En ellos están sus mejores aciertos, y ¡claro está!, en el enfoque: en la idea de tirar de la memoria para evidenciar la necesidad de lanzarse a la conquista de un territorio personal que deje de rendirle vasallaje a la graniática de los cuentos de hadas.