Bizcocho de zanahoria al viejo estilo
Hace unos días Joaquín, de DeBocaAcción, me sugirió que Jesús Sánchez, de El Cenador de Amós, y yo cocináramos un plato juntos en directo: es decir, Jesús, con sus tres estrellas Michelin, llevaría a cabo una receta que yo le pasara. Accedí encantada, y él también le pareción bien, y tras darle alguna vuelta me decidí por una receta sencilla, baratita y reconfortante.
Entre las recetas que he rescatado de mi madre, escritas a mano (a varias manos) en un cuaderno de cuadros, se encuentra una de bizcocho de zanahoria; ese bizcocho nos gustaba mucho porque era esponjoso, pero contundente, dulce, sin llegar al empalago, y más sano que otros, por la presencia del azúcar natural de la zanahoria. En su origen no dejaba de ser, en realidad, una receta de pobres, como el bizcocho de remolacha, una manera muy antigua de consolarse cuando no se tenía acceso ni a la miel ni al preciado azúcar.
De manera que casi ni me lo creí cuando comprobé que, en este tsunami hipster que nos arrasa, el carrot cake se había puesto de moda. De todas las maneras y coberturas, el humilde bizcocho se había convertido en tarta, e imperaba en todos los brunches que se tuvieran por tales, con permiso de la red velvet. La receta que el simpatiquísimo Jesús siguió a rajatable es esta: a la original de mi madre yo le añado frutos secos y un poco de naranja.
Al tajo: para un bizcocho de unos 20 cms de diámetro necesitaremos:
– 1 yogur natural (de 125 gr)
-1 vaso de yogur de aceite AOVE
-2 vasos de yogur de azúcar (yo uso moreno)
-3 vasos de yogur de harina.
-3 huevos.
-200grs de zanahorias. Yo las empleo crudas y ralladas.
-Un puñado de nueces picadas.
-La ralladura de media naranja.
-El zumo de media naranja.
-1 cucharada de especias (canela, vainilla, nuez moscada, una pizca de pimienta)
-1 cucharadita de jengibre en polvo, o dos dedos de jengibre fresco rallado. (Esto es mío también)
-1 sobre de levadura en polvo.
–Mantequilla para untar el molde.
Para la cobertura.
-125 gr de mantequilla.
-250 gr de queso crema tipo Philadelphia.
-60 gr de azúcar glass.
– Lo primero es ocuparnos del horno, que hay que precalentar a 180º durante 10m. Y haber sacado con antelación los ingredientes, que deben estar a temperatura ambiente.
– Se baten en un bol el azúcar y los huevos. Con energía, sin miedo. Si se quiere un bizcocho muy esponjoso, se montan las claras a punto de nieve, y se añade en el mismo punto que la zanahoria. Pero si se bate sin separar tampoco pasa nada, salvo que el bizcocho es un poco más compacto. Luego se añaden el aceite, el zumo, el yogur, y la ralladura de naranja.
– Entonces se añade la harina, y la levadura, y las especias, incluido el jengibre si es en polvo. Si se tiene paciencia, harina y levadura deberían añadirse tamizadas a través de un colador, pero yo casi nunca me acuerdo, lo que tiene como consecuencia el batir mucho más. Ahora, hay que aceptarse como se es, qué remedio. Total, que la cosa es batir y batir con o sin tamiz, y añadir la zanahoria, las nueces (que para entonces han quedado reducidas a la mitad con el picoteo) y las especias (y las claras montadas, si queremos). Si el jengibre era rallado, también. Como para ese punto ya no se puede batir, se remueve un poco para mezclar los ingredientes y tener la conciencia tranquila.
– Se unta el molde con mantequilla de manera pródiga y generosa. Existen rumores de que también sale bien si se forra el molde con papel de horno, pero yo, personalmente, me aferro a la mantequilla.
– Se lleva el molde (con la masa dentro; lo preciso porque hay gente que lee las recetas de manera muy extraña) al horno, a altura media, a temperatura de 180º, durante 25 minutos. Suele bastar. La prueba de la aguja de punto (que yo hago con un cuchillo, porque no tengo agujas de punto) nunca falla.
– Antes de desmoldar, hay que esperar un cuarto de hora, que casi nunca se cumple, y claro, luego el bizcocho se rompe. Yo he avisado.
– Mientras tanto, se mezcla la mantequilla reblandecida con el azúcar, y se bate bien, como ha indicado Jesús, a punto de pomada, para añadirle luego el queso. Y se mete en la nevera ese cuarto de hora de espera, para que gane cuerpo.
– Si se quiere rellenar el bizcocho, es el momento. También de extender la cobertura por encima. Hay genios habilidosos capaces de cortar el bizcocho en tres capas, pero yo no tengo lira, y prefiero dividirlo por la mitad y que el relleno y la cobertura sean generosas, espesas. Y para finalizar, se decora con lo que se pilla a mano, salvo con chocolate, que, a mi juicio, no le va. Aguanta bien por varios días, pero eso es una teoría no comprobada…
Y aquí está.
Yo la adorné con naranja sanguina y con flores comestibles,y con unas tiras de zanahoria, pero Jesús ha confitado en 5m unas zanahorias baby para acompañar la cobertura.
Si seguís las indicaciones, siempre sale bien.
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