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El Premio Cervantes e Ida Vitale

Había leído muy poco de la obra de Ida Vitale, la prestigiosa autora uruguaya que ha sido premiada con el Cervantes 2018, y ese poco  a raíz de su premio Reina Sofía 2015. Los premios que se otorgan a toda una vida reconocen una labor que a menudo no tiene que ver con el éxito comercial ni la visibilidad en librerías. 

Ida escribe poemas breves, metaliterarios, esencialistas. Estos días muchas personas han leído algunos de ellos, han sabido de su relación con Onetti o con Octavio Paz. El más celebrado ha sido Fortuna, en el que habla del recorrido de la mujer. Podéis leer un puñado de ellos aquí. Yo me quedaría con estos versos de «Mes de Mayo»: 

Escribo, escribo, escribo
y no conduzco a nada, a nadie.

Sea como sea, la lectura de los poemas de Ida Vitale me ha parecido conmovedora, pero más que el mensaje literario y el ejemplo que esta señora menuda, casi centenaria, transmitió en su discurso de aceptación del Premio. Una defensa de la belleza y el poder del lenguaje. Rara, muy rara, su espontaneidad, la de una poeta que se ríe de sí misma y de los otros poetas y de la carrera literaria, incluso. Hace unos años afirmaba «Es elegante decir que los premios no significan nada, pero… ¡Caramba!» 

Como todos los años el 24 de abril coincidimos escritores, antiguos premiados, académicos, críticos, editores e intelectuales bajo la hospitalidad de los Reyes en el Palacio Real para celebrar la vida y obra del premiado. A menudo será la única ocasión que tengamos para conocerlo, por mala suerte, edad o circunstancias. Ha sido un honor coincidir con esta autora extraordinaria, y será un dilatado placer en el tiempo adentrarse en su obra. Porque, como ella dice, «Las palabras son nómadas, y la mala poesía las vuelve sedentarias». 

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Para la comida en el Palacio Real, me decanté por los mismos nombres que para el premio De Pura Cepa. María Barros, que con su rostro angelical y su exquisito gusto podría pasar por una Chanel joven, firma el vestido azul Klein, drapeado y con volúmenes. Los zapatos fueron mis preciosos Magrit de raso rojo, con cristal Swarovski. Se empaparon al llegar al Palacio (de hecho, me metí en un charco hasta el tobillo), pero han superado cosas peores y siguen como el día de su estreno. De Rita Zaid, cuya historia de origen y creatividad os conté en el anterior post y que podéis leer aquí llevé un clutch espectacular en piel dorada, con aplique de granate. Las fotos son de Nika Jiménez.  

De Pura Cepa

El tiempo es esa gota de agua que se encarga de convertirte a ti, que eras una roca, en un canto rodado. Al menos eso parece cuando los premios a una obra o a una novela dejan paso a los que valoran toda una carrera o una trayectoria. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Dónde se fueron los útlimos veinte años, cómo pudieron pasar sin casi enterarme?

Al parecer, y según el amable criterio de TV Rioja los míos no se han volatilizado, y por eso decidieron entregarme el pasado día 3 de abril uno de sus premios De Pura Cepa. Si el año pasado fue Lorenzo Silva quien lo ganó en la categoría de Literatura, este año los amigos riojanos han decidido otorgarme un premio que reconoce el talento, el trabajo, y el haberse convertido en un referente en la profesión.

 
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Los Premios se entregaban en el Restaurante Delicatto, de Logroño, si bien yo salía desde el hotel Gran Vía

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La fiesta estuvo precedida por la entrega, y por la proyección de vídeos que recorrían la trayectoria de cada ganados. Os podéis hacer una idea de cómo fue si pincháis aquí. El trofeo imita la curva de una barrica. 

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Aquí, los sospechosos habituales: José Mercé, Anne Igartiburu, David Guapo, Carmen Ruiz (que no pudo acompañarnos) y Jon Plazaola. No se puede tener compañeros de premio más divertidos y generosos, ¡Éxitos por muchos años a todos!

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Hubo tiempo para firmar algún libros, para charlar con lectores, para entrevistas…

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Para hacer un poco el tonto…

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Sí, el tiempo pasa. Veintiún años ya desde que publiqué mi primera novela. Erosiona, transforma… pero también pule. Y es hermoso que los lectores nos acompañen en ese proceso, que nos vean primero crecer y luego envejecer. Ahora no siempre hay espacio para presenciar el desarrollo de una carera.

Si esa noche, pese a la progresiva afonía que sufrí, parecía descansada y con aspecto humano, se debe al talento de las chicas de Hermosilla Esteticistas, que, además de unas eficientes profesionales, son de un trato exquisito. 

El vestido que llevé esa noche es un diseño de María Barros, la diseñadora gallega a la que tanto admiro: le dio un nuevo giro al vestido negro clásico, con un escote palabra de honor con volumen y construcción arquitectónica, y un toque blanco. Escogí unas sandalias de Beverly Feldman, de ante negro y bronce,  y unos pendientes de azabache que compré en Argentina en 2000, durante la gira del Premio Planeta. En realidad, quería cederle el protagonismo al clutch de Rita Zaid, una marca madrileña que acabo de conocer y cuya filosofía me atrae mucho. 

Todo comenzó en 2016, a raíz de la conversación entre una madre y una hija: si les gustaban las gemas y la joyería y les encantaban los bolsos y zapatos, ¿por qué no convertir en realidad la idea de un “complemento joya”? Esos procesos no resultan sencillos: se necesita un taller que fabrique los bolsos con la calidad  y el plazo requerido, y con pequeñas tiradas. Si eso resulta ya complicado, la idea que tenía Rita Zaid iba más allá de  personalizar la piel, los colores… Al incorporar la joyería, que une a diferentes artesanos a partir de un diseño original, eso incluía diseños, moldes con un prototipo, y el proceso final: fundición, soldado, integración del sello y marca de la firma,  timbrado, pulido, engastado… y además, ¿poe qué no intercambiar las piezas en diferentes complementos? 

En Rita Zaid me cuentan que de todo este proceso con el que más disfrutan es con el de escoger las gemas. Me lo creo: cuando he presenciado cómo se trabaja en joyería, creo que es la parte que más me atrae, cuando todo es posible. Hay algo muy especial es lucir una prenda exclusiva, algo que refuerza esa diferencia. Fue un placer lucir este clutch delicadísimo, en piel de color bronce, pero forrado de ante rojo, y con una joya de coral.  

Las fotografías en las que aparezco sobre el escenario son de TV Rioja. El resto fueron tomadas por Nika Jiménez, De nuevo, muchas gracias a todos.