Baeza: Teletranspórtate

Nada incita más al deseo como que nos prohíban llevar a cabo aquello que deseamos: y dado que las circunstancias de 2020 nos están dificultando que viajemos, o incluso que salgamos de nuestro hogar, las opciones para que nuestra mente recorra lugares nuevos deben llevarnos allí sin que arriesguemos nada de lo que nos es preciado.

Si en el anterior artículo me desplazaba a la Ciudad Patrimonio de la Humanidad de Úbeda, de la mano de la campaña Teletranspórtate, este se lo dedico a su hermana, cercana y al mismo tiempo muy diferente, que visité cuando eso era posible sin riesgos: Baeza. No en vano el segundo lema de la campaña es Teletranspórtate a Úbeda y Baeza, y quien impulsa esta iniciativa es la Asociación para el desarrollo turístico de Úbeda y Baeza (TUBBA).

¿Qué encontraremos en Baeza? Una historia milenaria, que en 1227 pasa de ser musulmana a cristiana, con la conquista de Fernando III el Santo, y que encuentra un esplendor extraordinario en los siglos XV y XVI, la época en la que se erigen los exepcionales edificios que dan hoy peso y personalidad a la ciudad. La rivalidad entre dos de las familias nobles, los Benavides y los Carvajales, trajo sangre y conflictos, y también un extraordinario deseo de mostrar su poder de la manera más visible a su alcance. 

Los Carvajales, por cierto, descendían que los dos caballeros de Calatrava que, al ser ajusticiados por Fernando IV, auguraron que él mismo moriría antes de treinta días. El rey, obedientemente, murió, es probable de que una embolia, y se ganó para la posteridad el sobrenombre de El Emplazado. Debió mediar la propia Isabel I de Castilla para que finalizaran las disputas entre ambas familias: y tuvo que darse un terremoto, el de Lisboa de 1755, para que se derrumbaran los restos de la gloria de estos señores. 

Mi paseo por Baeza comienza con Dámaso Chicharro como guía. Este licenciado en Historia del Arte ha fundado Turistour, y como hijo de la ciudad intuye rápidamente qué puede interesarle al visitante: yo he estado un buen número de veces en Baeza antes, pero nunca con el tiempo suficiente como para tener una visión general de su historia y de sus espacios. 

Pasamos por el antiguo Hospital e Iglesia de la Purísima Concepción. Eso nos permite recordar la importancia de la asistencia a enfermos y pobres; incluso se encargaban de dar sepultura a los ajusticiados y a quienes no reclamaba nadie. El Hospital estuvo en funcionamiento cuatro siglos, desde 1529 a 1940. En la actualidad es un hotel.

InmaculadaConcepcion

Muy cerca de allí se alzan las ruinas de la Capilla de los Benavides. No debería despistarnos el nombre: esta poderosísima familia edificó una de las iglesias particulares más hermosas del siglo XVI, dedicada a San Francisco, con una cúpula imponente que se evoca con la reconstrucción contemporánea. Era además su panteón. El terremoto de Lisboa y el saqueo de las tropas francesas durante la invasión napoleónica redujeron esta belleza a su estado actual, pero quedan suficientes testimonios de su grandeza.

P1010333 copia

P1010336

P1010347

El presbiterio interior es de una rara perfección y originalidad, un modelo de lo que el Renacimiento español adaptó de Italia y convirtió en propio.

P1010350

P1010358

P1010359

P1010361

P1010362

Por desgracia, la piedra de arenisca escogida es muy vulnerable a los cambios de temperatura y a la erosión, y ha sufrido al encontrarse a la intemperie. Los arcos metálicos evocan las dimensiones de la cúpula original,

P1010361

P1010371

El paseo sigue por el Prado de la Cárcel, que con su nombre recuerda que el edificio que es ahora la Casa Consistorial fue en su momento el Palacio del Corregidor… y la cárcel. Con dos entradas bien diferenciadas y una bella fachada plateresca, merece la pena dedicar un rato a su cornisa, con unas ménsulas únicas.

P1010376

P1010379

P1010384

Frente a este palacio vivió Antonio Machado, con su madre, doña Ana, cuando se instaló en Baeza: pero recordaremos al poeta un poco más tarde.

P1010388

Y tras atravesar uno de los bulevares porticados más llamativos de España, llegamos a uno de los ejes de la ciudad: la Plaza del Pópulo. Aunque data también del siglo XVI, aquí se encuentra la fuente de los Leones, de origen íbero; los Juzgados (antes carnicerías), la Puerta de Jaén y el Arco de Villalar. 

P1010392

P1010412

Las callejuelas nos conducen a una de las vistas más hermosas y características de Baeza: aún quedan trazas de las murallas, y los pequeños altares y hornacinas se suceden a lo largo del camino, como huella de la devoción popular, alimentada por particulares y por cofradías. Al fondo despunta la torre de la Capilla de San Juan Evangelista, integrada en el edificio de la universidad.

P1010432

P1010436

P1010439

Y de ahí, al Instituto Santísima Trinidad, que si bien posee infinitos encantos propios (fue desde 1542 Universidad fundada por San Juan de Ávila, y es uno de los Institutos en activo más bellos en los que he tenido la suerte de encontrarme con alumnos de Secundaria)  es conocido, sobre todo, por tratarse del lugar donde Antonio Machado ostentó su Cátedra de francés de 1912 a 1919.

P1010442

P1010456

P1010450

El prístino claustro contrasta con la apacible penumbra del Paraninfo, con sus gradas de madera y el artesonado original. Aquí tienen lugar las celebraciones más solemnes, entre ellas las que recuerdan la herencia machadiana.

P1010466

El aula del poeta se conserva tal y como debía ser en la época en la que él llegó a Baeza: acababa de enviudar y se encontraba devastado, sin rumbo. Todo le recordaba a Leonor, la pobreza de la zona, con una riqueza mal repartida, le soliviantaba, y solo encontró cierto consuelo en la lectura, el trato con los amigos y algunas excursiones por la zona. Fue una etapa muy próspera en el aspecto literario, que nos dejó como resultado Nuevas Canciones y el encuentro de un jovencísimo Lorca con el ya consagrado maestro. 

P1010473

Casi a tiro de piedra del Instituto se encuentra una de las fachadas más bellas de la ciudad, la del Palacio de Jabalquinto, sede Antonio Machado de la Universidad de Andalucía, UNIA. Renacentista, del siglo XV, con una preciosa ornamentación de florones, piñas, flores, y figurillas desnudas, incluye un cambio de estilo en los cuerpos superiores: el palacio pertenecía a la familia Benavides. El señor de Jabalquinto era pariente de Fernando el Católico, y lo sería también del poeta Jorge Manrique, y siguió con entusiasmo la tradición de su familia de demostrar poder y presencia a través de soberbios palacios urbanos.

P1010483

Pero antes de continuar en esa acera, volvamos un momento la atención a la iglesia que se encuentra frente a esa impresionante fachada: la Iglesia de la Santa Cruz, del siglo XIII, un raro ejemplar a caballo entre el románico y el arte visigodo.

P1010503

Esta pequeña joyita conserva en su interior  algunos frescos que se han recuperado, como este de San Sebastián, del siglo XVI, y otros en el ábside, y una Virgen de la Leche recuperada bajo la cal posterior. Enmarcadas por el arco visigodo del interior se encuentran las imágenes y tallas de las dos cofradías que residen en esta parroquia.

P1010493

P1010501

P1010499

P1010490

Una vez fuera nos acercamos a otra de las plazas emblemáticas de la ciudad. Resulta casi abrumadora la cantidad y la suntuosidad de edificios históricos que se encuentran en este centro, tan pequeño, y se corre el riesto de un stendhalazo súbito, de la sensación de atontamiento o incluso ansiedad que generan tan cantidad de estímulos. Contiguo al Palacio de Jabalquinto se encuentra el Antiguo Seminario Conciliar, también hoy sede de la UNIA, del que guardo gratísimos recuerdos.

Hace casi veinte años  impartí aquí mi primer curso de Creación Literaria para la UNIA. Después llegaron más, en las diferentes sedes, pero de ese resulta imposible olvidarme. Fue tan divertido, los alumnos se involucraron tanto, nos lo pasamos tan bien, y acabé tan extenuada entre las clases y las tertulias literarias… o, quieén sabe, a lo mejor solo es que era muy joven. Sea como sea, permanecerá siempre en mi memoria asociado a la hospitalidad de Baeza. 

P1010508

La Catedral de la Natividad marca la vertical con su torre-alminar (fue mezquita antes que catedral), y la Fuente de Santa María el centro. Al fondo, los vítores en rojo sobre la pared del Seminario hablan de los éxitos de los estudiantes… y tienen cada cual su peculiar historia.

P1010512

La fuente, una obra monumental en sí misma, con el escudo de Baeza y el de Felipe II, evoca un arco de triunfo en miniatura, y muestra a ocho cariátides muy satisfechas de sí mismas. No puede ser más hermosa.

P1010523

P1010533

P1010686

Es inevitable sentirse pequeña ante tanta grandeza. Y hay un cierto placer en la conciencia de esa pequeñez.

P1010537

P1010542

En otras visitas me hospedé en el hotel Puerta de la Luna, un antiguo palacio del siglo XVI, que merece algo más que un vistazo. El lugar respira paz y buen gusto, y el trato es esmeradísimo.

hotelCambiasteBaeza

Muy cerca de allí se encuentra el taller de Pepa Moreno, en la Calle Alta 10. Pepa estudió Historia de Arte, y su interés por la cerámica del siglo XVII acabó con las manos en el barro, como ceramista. En su búsqueda de la memoria local ha desarrollado conceptos nuevos, con la tradición como base, y con la ambición de ser una ceramista con un estilo reconocible, y que cada pieza cuente su propia historia.

El mundo del barro ha sido durante siglo un entorno masculino: las mujeres se encargaban de tareas puntuales, pero no siempre han tenido acceso al torno o al horno.

P1010556

P1010557

Las piezas de Pepa son muy diferentes a las tradicionales, pero continúan un camino cuyas raíces pueden deducirse. Experimenta con el vidriado, y el resultado es sorprendente. Muy moderno, muy original, de una gran pureza.

P1010562

P1010574

P1010575

Siempre es fascinante ver el taller de un artesano, y en este caso curiosear entre sus esbozos y el pantone de sus colores y vidriados supone una inyección de creatividad. Pepa me confiesa que al ser la primera generación de ceramistas, se siente en muchos sentidos más libre que otros, con menor peso de una tradición familiar, con más motivos para la experimentación.

P1010586

P1010590

P1010591

Cuando hace buen tiempo, como el día en que la visité, Pepa trabaja en el patio abierto, bajo el sol. Primero me muestra como lo hace, con una técnica muy diferente a la que había visto hasta entonces (horas y horas de torno, me dice), delicada y limpia.

P1010607

P1010621

P1010624

Después me invita a que pruebe yo. Cada movimiento alienta o destroza la pieza, y efectivamente, nada puede sustituir las horas y horas de torno y de experiencia. Me consuela el pensamiento de que parte del mérito de la artesanía radica en sus pequeñas imperfecciones. Mirado así, mis intentos están llenos de méritos.

P1010635

P1010648

Llega el momento de recobrar fuerzas: un buen lugar es la Taberna La Barbería.Todo está sabrosísimo, pero la tarta de queso resulta especialmente apetitosa tras cualquiera de los platos que preparan en la barbacoa de madera de olivo. Ecos árabes para una cocina con deuda evidente con el aceite de oliva virgen extra. Tiene un patio interior, y para los amantes de la cerveza, una buena selección de cervezas de grifo.

P1010750

P1010755

Baeza ofrece al curioso calles en las que se sentirá transportado al pasado, o como en un cuento oriental: rincones deliciosos en los que resulta sencillo desorientarse y un placer perderse. Una continuidad entre los distintos periodos que brinda coherencia a una historia larga y compleja, en la que la riqueza y la decadencia se han alternado sin pausa.

P1010668

P1010672

P1010660

El abrigo rosa de las imágenes es de Laura Bernal, y lo llevo con mocasines de Paco Gil y bolso Daisy Powder Pink de Manila Grace. El vestido bicolor es de Alicia Rueda, con zapatos de Andrea Milián y joyas de Uno de 50 (los pendientes Switch on y el anillo Determination). Mascarilla de Bela. Las fotos son de Nika Jiménez. Si queréis más información para planificar vuestra visita a Úbeda y a Baeza, no dudéis en dirigiros a TUBBA.