Hablan las piedras
A menudo el objetivo de un viaje no es divertirse, ni conocer otro lugar, ni siquiera salir del lugar que en el que todos los días madrugamos, y salimos de casa, y trabajamos, y de nuevo, cuando la noche llega, nos encuentra agotados y sin ganas de casi nada. Con frecuencia, con un viaje pretendemos vernos en lugares que hemos imaginado o soñado.
Inglaterra ha logrado convertir un paisaje, la campiña, en un estado de ánimo. A ello han contribuido novelas y películas, y un interés en conservar ese entorno sin alteraciones, sin verse tentado por la modernidad ni los cambios. Las piedras hablan, los árboles gritan, dicen. Algunas de las piedras más reconocibles del mundo son las de Stonehenge, el misterio megalítico que se alza a escasos kilómetros de donde vivió Jane Austen. Otras son las del empedrado de la famosa cuesta de Shaftesbury, uno de los pueblos más reconocibles del país, un recuerdo de una manera de vida más tranquila, más sencilla, que muchos anhelan.
Las piedras hablan si guardamos silencio para escucharlas, o quizás seamos nosotros los que hablamos, si callamos. Luego, en el regreso cotidiano a los madrugones, a nuestra casa y nuestra rutina, repiten en la distancia sus mensajes.
El jersey que llevo entre las piedras, y el bolso bordado son de Mango, y se encuentran aquí y aquí. Si quieres acompañarme en este viaje el fin de semana del 11 de octubre de 2018, la información está en B the travel Brand y El País Viajes. Las fotos fueron tomadas por Nika Jiménez.