Despierta
Para ser la estación predilecta de los poetas, para haber sido cantada, ansiada y representada por artistas durante siglos, resulta curioso constatar que no existe acuerdo sobre qué diosa representa la primavera. Casi todas las mitologías le asignan una mujer, muchas veces joven y hermosa, encargada de devolver la vida a la tierra, pero sus atribuciones varían.
El mito más conocido es el de Deméter y Perséfone, madre e hija. Démeter, la diosa de la agricultura y la que trae las estaciones, va por libre en la mitología griega, quizás por suponer un eco de una diosa anterior y más abstracta que sus hermanos del Olimpo, o por confundirse con una madre primigenia, como su madre, Rea, y su abuela, Gea. El caso es que su hija, Perséfone, fue raptada por el dios de los Infiernos, Hades. El rapto de doncellas no nos suena a nuevo en la mitología, pero no con la hija de una diosa. Para empeorar el tema, Hades era hermano de Deméter. La madre, desesperada, buscó a su hija por toda la tierra, y descuidó sus labores con la naturaleza. Todo marchitó y murió, mientras Hades se negaba a devolver a la jovencita. Cruce de acusaciones, malas palabras, la crisis entre dioses se agravaba a cada día. Finalmente, se llegó a un pacto; Perséfone pasaría la mitad del año bajo tierra, con su esposo, y la otra mitad en la superficie, junto a su madre.
De manera que Perséfono, sin ser exactamente la diosa de la primavera, la trae con ella cada vez que abandona su reino. En realidad, como huella de su estancia en los infiernos, se convierte en una diosa bastante oscura y misteriosa, que preside, mano a mano con su madre, los ritos eleusinos. Sus nombres equivalentes en la mitología romana son Ceres y Proserpina.
Quizás entonces sea más adecuada como diosa primaveral…
Cloris, la diosa de los jardines y de las flores. Y, por asociación, se le ha asignado también la primavera. Casada con el viento más amable, el Céfiro, Cloris nunca envejecía: En Roma, aunque perdió gran parte de su importancia, se le llamaba Flora, y se le dedicaban las fiestas Floriales, a finales de abril, que tenían fama de ser bastante divertidas y muy excesivas.
Pero cuidado, porque en mayo…
… los honores se rendían a la diosa Maya, las mayor de las siete estrellas Pléyades. Maya, que tuvo sus más y sus menos con Zeus (tampoco es algo que nos extrañe) fue la madre de Hermes, y tanto en Grecia como en Roma, (Maia), las festividades del mes de mayo y de la primavera se le dedicaban a esta diosa muy bella y muy tímida. Pero, cuidado…
…porque gran parte de las celebraciones primaverales se llevaban a cabo bajo los árboles florecidos, prunos, almendros, manzanos o cerezos, y eso era jurisdicción de Carpo, la diosa de los frutos (hermana de Cloris), que sería llamada Pomona en roma. Aunque sus celebraciones se reservaban para el otoño, era la responsable de que las flores de los árboles dieran jugosos frutos meses más tarde. Pomona era una loca de la botánica que no mostraba demasiado interés en nada, salvo en su trabajo, y que desesperaba a los dioses masculinos, que la cortejaban sin gran éxito. Un poco más al norte…
…Ostara, o Eostre, regía sobre la primavera entre los germánicos. Pero también se encargaba de la aurora, y del advenimiento de la luz (de su nombre se deriva Easter, periodo de Pascua en inglés). La misión de todas esas diosas, en realidad, es la de ser las que traen algo nuevo, las que despiertan, las que obligan a la tierra, quiera o no, a crecer y a transformarse, a menudo a través de un sacrificio. Otro día hablaremos de Balder, el dios nórdico del Sol del Verano, que debe morir para que el ciclo de la luz y la vida continúe. Y si queréis saber más…
… el 26 de mayo organizo un Madrid Mitólogico con B the Travel Brand y Viajes El País. Un recorrido por Madrid, para descubrir sus secretos con Dioses y mitos en fachadas, estatuas y jardines. Tienes toda la información aquí.
Pese a lo que yo misma creía al llegar a Madrid hace años, en la ciudad es posible encontrar un espacio verde y vivo. Si me sorprendió por la aridez y la invisibilidad de su primavera, comparada con la del norte de donde yo procedía, ahora me es fácil apreciar sus jardines. Estas fotos fueron tomadas en El Retiro por Nika Jiménez a principios de marzo. El mono de satén, con estampado de peonías es de Wild Pony. Se conoce como una de las marcas preferidas para eventos e invitadas, pero casi todas sus prendas permiten una versatilidad que las hace perfectas para el día.
Para rebajar el impacto de las flores, tan protagonistas en el look, lo combiné con un abrigo liso, de un fucsia intenso, perfecto para entretiempo; cuando lo vi en Mango me encapriché de él. Hay varios abrigos fucsias esta temporada, pero el que yo llevo, el de color más saturado, es éste. Para romper con el toque más romántico, unas botas de estampado de pitón, también de Mango, mucho más cómodas que los salones para un paseo largo en los jardines.
Los pendientes de nácar y plata fueron un regalo del I.E.S. Beatriz de Suabia de Sevilla, que son siempre amabilísimos conmigo.